domingo, 24 de enero de 2010

Como cuesta olvidar del todo, desprenderse del todo, eliminar por completo los recuerdos residuales, los fanstasmas antiguos y el miedo. Y parece que no pasa nada, que el tiempo transcurre normalmente, sin grandes incidencias, pero los residuos en nuestra memoria configuran nuestro presente, matizan nuestras percepciones y falsean a veces nuestros pasos.
Y da bastante vértigo pensar que estamos hechos de residuos y recuerdos olvidados, de miedos, de ironías de la vida y de momentos que una vez parecieron suspendidos en el tiempo, como si no hubieran tenido ni principio ni fin, únicos, indelebles, infinitos.. Nos creemos que olvidamos lo que nos lastimó y que encajamos lo que nos hizo felices y no tenemos mas, pero solamente se convierten en residuos ruinosos, con el tiempo, que necesitan un poco de órden para poder ser maquillados por nuevos futuros recuerdos.

Y de miedos, de recuerdos y miedos estamos hechos. Miedos que cambian de forma, que cambian de nombre, pero que van tejiendo con esmero el caparazón de nuestra soledad.
Los residuos permanecen después de olvidar y vuelven a colorear de negro nuestros pequeños fantasmas de siempre, de entonces, que hoy se esconden como niños dentro del niño que nunca dejamos que crezca..

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