viernes, 23 de diciembre de 2011

Con todas nuestras fuerzas hemos luchado para que no llegase el invierno. Nos hemos agarrado a todas las horas tibias, y a cada puesta de sol hemos procurado sujetar el sol en el cielo todavía un poco, pero todo ha sido inútil. Ayer por la tarde el sol se ha puesto irrevocablemente en un enredo de nieve sucia, de chimeneas y de cables, y esta mañana es invierno. Sabemos lo que quiere decir porque estábamos aquí el invierno pasado, y los demás lo aprenderán pronto. Quiere decir que, en el curso de estos meses, de octubre a abril, de cada diez de nosotros, morirán siete. Quien no se muera sufrirá minuto por minuto, día por día, durante todos los días: desde la mañana antes del alba hasta la distribución del potaje vespertino, deberá tener constantemente los músculos tensos, dar saltos primero sobre un pie y luego sobre otro, darse palmadas bajo los sobacos para resistir el frío. Deberá gastar pan para procurarse guantes, y perder horas de sueño para repararlos cuando estén descosidos. Como no se podrá comer nunca al aire libre , tendremos que consumir nuestro pienso en la barraca, de pie, disponiendo cada uno de un palmo de pavimento, y apoyarse en las literas está prohibido. A todos se nos abrirán heridas en las manos, y para conseguir una venda habrá que esperar a toda la tarde durante horas y de pié en la nieve y al viento.Del mismo modo que nuestra hambre no es la sensación de quien ha perdido una comida, así nuestro modo de tener frío exigiría un nombre particular. Decimos “hambre”, decimos “cansancio”, “miedo” y “dolor”, decimos “invierno”, y son otras cosas. Son palabras libres, creadas y empleadas por hombres libres que vivían, gozando y sufriendo, en sus casas. Si el Lager hubiese durado más, un nuevo lenguaje áspero habría nacido; y se siente necesidad de él para explicar lo que es trabajar todo el día al viento, bajo cero, no llevando encima más que la camisa, los calzoncillos, la chaqueta y unos calzones de tela, y, en el cuerpo, debilidad y hambre y conciencia del fin que se acerca.

(Primo Levy - Si esto es un hombre)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Otoño tardío en Madrid

Extirpé el cáncer del pasado, lo eliminé; crucé los altiplanos, bajé al desierto, surqué el océano y pisé una nueva tierra; fui aprendiz, pero ya no le debo nada a nadie y acabo de convertirme en capitán de mi barco. Mas cuando miro hacia abajo, ¿por qué veo todavía en mis pies las viejas zapatillas manchadas de barro y alquitrán que enterré al principio del viaje?

(Hijos del ancho mundo - Abraham Verghese)

sábado, 17 de septiembre de 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011